ASÍ NOS VEN, ASÍ NOS VEMOS: CONFLICTO Y MUJER

jueves, 17 de septiembre de 2009



"No conozco la primera condena por agresión sexual en los 50 años de conflicto en Colombia"
elmundo.es
por: JULIA GIRÓN

Ser periodista en Colombia, y además mujer, y además defensora de los derechos humanos de las mujeres, molesta y mucho. Tanto es así que desde que Jineth Bedoya comenzó a trabajar hace ya 12 años cubriendo el conflicto armado que desde hace cinco décadas sacude el país, ha sido secuestrada en dos ocasiones. La primera, por un grupo de paramilitares mientras realizaba una entrevista en la cárcel La Modelo de Bogotá; y la segunda, por el frente 44 de las FARC, que la mantuvo ocho días en su poder. Durante ambos cautiverios, sufrió en carne propia lo que millones de colombianas (no hay datos oficiales) han venido viviendo -y callando- desde el comienzo del conflicto: la violencia sexual.

También ella calló su historia y, aunque siguió poniendo rostro al drama de tantas mujeres ejerciendo como periodista –actualmente es subdirectora de justicia del periódico 'El Tiempo'-, nunca se atrevió a hablar en primera persona. Ahora, nueve años después de lo ocurrido, visita España para dar a conocer un problema que se ha tratado de esconder desde todas las instancias, incluso –y sobre todo- desde el gobierno colombiano. Un trabajo conjunto con Intermón Oxfam que, con motivo del Día de los Derechos Humanos en Colombia, ha elaborado un riguroso informe sobre la situación en el país latinoamericano, que presentarán también en días próximos en Nueva York, Bruselas y Londres, y que tiene como objetivo una dura campaña de dos años sobre violencia sexual.

"La violencia sexual en Colombia no se reconoce como delito, no se castiga, no se habla de ella, muchas mujeres no se consideran víctimas porque no creen o no saben que sea un delito. Es más, no conozco la primera condena por una agresión sexual en los 50 años de conflicto. Es muy triste que desde el gobierno estén pendientes de la muerte de sindicalistas, defensores de los derechos humanos, etcétera, pero no sean capaces de presionar para que la violencia sexual contra las mujeres se condene. Han pasado tres fiscales generales desde mi secuestro y ninguno ha hecho nada".

Al margen de su experiencia personal, Jineth ha conocido de cerca los casos de muchísimas mujeres que, por pertenecer a un estatus social mucho más bajo y carecer de recursos, no han corrido su misma suerte. "El 95% de las víctimas de la violencia sexual son campesinas, indígenas, afrocolombianas e invisibles. De alguna manera, yo tengo los medios para poder presionar, y lo he hecho y no ha ocurrido nada. Entonces, ¿qué pasa con la indígena que está en la comunidad apartada o con la campesina que está en una zona rural que ni siquiera tiene para comprar un cartón de leche?".

Los rostros de la violencia

Su voz toma el regusto de la indignación y el dolor cuando relata cómo niñas de 14 y 15 años son capturadas por las guerrillas siendo sometidas a todo tipo de vejaciones. "La mayoría de ellas llegan a tener hasta siete abortos porque cuando llegan son sometidas a actos sexuales por parte del comandante, del frente, de sus propios compañeros... Yo he hablado con muchas guerrilleras desmovilizadas y cuentan lo dramático que es quedarse embarazadas y ser obligadas a abortar hasta con siete meses de gestación. Muchas de ellas han muerto en medio de ese procedimiento. Imagínate lo atroz que es".
vea el artículo completo

0 comentarios:

 
Plantilla creada por laeulalia basada en la denim de blogger.